viernes, 17 de octubre de 2008

Intro

Después de años de soñar que me encontraba en un stage rodeado de gente, unidos todos por un mismo beat, por fin tengo la oportunidad de lograrlo gracias a M-Audio y Apple.
Un poco de historia.
Empecé desarmando un estéreo y conectándolo internamente con una grabadora para "mezclar" dos estaciones de radio o un cassette grabado de mi estación favorita. Destruí el motor de cuanta tornamesa se me ponía enfrente intentando tristemente hacer un scratch con algún disco de Simon & Garfunkel de mi madre o algún trío de mi abuelo sin lograr más que un castigo.
Después descubrí que las computadoras eran más que el Logo y una calificación en la escuela, jugando con programas primitivos de edición de audio que invertían el sonido y subían y bajaban el pitch.
Los CD decks eran inalcanzables, las tornamesas un sueño; entendí su funcionamiento sin usarlas de tanto escudriño que les hice. Me imaginé tocando frente a mis amigos, a las mujeres que me gustaban, frente miles de personas, frente a cientos, frente a una…
Entonces cayó en mis manos el ahora obsoleto y arcaico Acoustica Internet Audiomix en donde hice mis primeros demos de mezclas, ediciones de audio y sketches tipo juguetes radioactivos de Radioactivo 98.5, la estación “merol” y en onda de aquellos años.
Después de pararme junto a djs para ver cómo le "hacían" encontré en Internet un programa para mezclar llamado "Atomix mp3" y que me costó unos meses de ahorro para tenerlo por fin instalado. El funcionamiento era básico, con algunos efectos primitivos como un phaser y flanger que reventaban los oídos en los agudos y los vidrios en los bajos, un looper a 1/2, 1/4, 1/8 y 1/16 no intuitivo, dos decks con Magic Sync, la interfaz que no tenía algún tipo de jog weel que te ayudara a adelantar y atrasar, un panel de sampleos que no podía ser modificado de entre los que destacaban el excusado y los aplausos (wtf?).
Practiqué noches enteras hasta que tuve la oportunidad de tocar en la primera fiesta. Fue emocionante, excitante pero hacía falta más. Fui requerido para más fiestas y llegué al número máximo de 300 personas en una noche, lo que es hasta ahora inolvidable.
Pensé estar listo para producir mi propio material discográfico cuando descubrí el FruityLoops, aka FL Studio. Un nuevo mundo se abría ante mis oídos. Picando y aplaudiendo dice el dicho, nada vulgar, en el que literalmente se hace referencia al aprendizaje empírico del homo digitalis que aprende “picándole a los botoncitos” de una aplicación. Así nació “Sueños cortos”, una recopilación de los sonidos que habitaban en mi cabeza y corazón que empujaban por salir desde hacía algunos años.
Logré mi club de fans (5 para ser exactos), del que estoy agradecido y que aún me preguntan si algún día volveré a producir. Ya lo sabrán los años.
Cabe destacar que todo lo anterior lo logré gracias a una Desktop Compaq Presario con 64 megas en RAM y 20gbs en disco duro. ¿Cómo? No lo sé aún.
Dejé un par de años el asunto de la música para dedicarme al crecimiento académico y laboral indispensables a mi ver para seguir el camino hacia el futuro que deseo: la música.
Fruto de aquellos años fue la adquisición de un M-Audio Xponent y una MacBook Intel, con la intención de exponenciar mi desempeño creativo musical.
Ahora dejo en ustedes el resto de la historia de la que quiero que sean forma y parte.